(Ah)
Cuando mi cuerpo entero
esa
briosa espera
que
mis células todas
cantaban
cada mañana
y tendrá
que ser en otro lugar
un
paisaje nuevo
donde
los años
caigan
como gotas de ácido
sobre el
metal
cuando
las pasiones
eran un
dulce de leche
y no
ahora
en que la
espera se hizo pan duro
casi pura
indiferencia
conformidad
cuando mi
cuerpo ya
raramente
se llena de aquel lejano gozo
Y
arrancarle a la vida
como se
le arrancan a la Tierra
los
minerales y sus mieses
y que en
aquella queden vibrando los ecos
de bronce
el
pálpito de su propio estremecimiento
la sed y
el gozo encerrados en un
mismo
puño
los
riachos que atravesaron las venas
e
inundaron el cerebro de plenitud