Crespones de rojo fuego,
fuego y sombras
dobladas serviles ante el milagro,
milagro una vez más,
ahíta certidumbre
frente a la tarde
la pesada sombra del mochuelo
vuelto con las ranas y los sapos,
ahíto del vino
que trae la cálida sabia de la tarde
arracimada en torno a las palabras
los versos varados de ayer mismo
impresos sobre los mares y desiertos,
versos que vienen
de la otra orilla del invierno
a darme de beber.