Que me ha dado tantos
rasos cielos de noche
para la memoria,
tazón de espuma y jabón
memoria de una risa,
el alborozo, el llanto.
Grillos de quietud
en la soledad habitada de ladridos lejanos,
soledad hermana, memoria y canto,
junto al nervoso olivo
y las inhiestas cañas de corola de fuego
yace la rama rota,
muerta a los pies del álamo.
...Que me ha dado tanto
solo, alborozado entre los brazos de leve brisa
mientras los grillos barren monótonos la noche,
… y la espuma, como la nieve,
cubría mi carne gozosa
convulsa en la ebriedad
de imágenes sembradas de fragancias
traídas y llevadas por los renglones de la tarde
mientras fuera el fuego y las sombras
anunciaban la calma que habrá de llegar
envuelta el clap clap de una lejana playa.